CLASE: Poder, desarrollo y salud del Dr. Floreal Ferrara: PRIMER CURSO ARGENTINO DE MEDICINA SOCIAL

PRIMER CURSO ARGENTINO DE MEDICINA SOCIAL

CLASE: Poder, desarrollo y salud

DOCENTE: Dr. Floreal Ferrara

FECHA: 23-07-1985

            Con lo que vamos a comenzar a hablar esta noche, lo de sigue con las intervenciones de Mario Testa, Mario Hamilton y Daniel García Delgado entramos en uno de los temas de mayor trascendencia y seguramente en el tema más difícil, profundo y en el que más tendremos que pensar y reflexionar para poder ubicarnos en este difícil tema de la salud. Es casi seguro que si no se tiene claro el tema del estado y del poder alguna ubicación frente a esto va a ser muy difícil que uno pueda interpretar categóricamente el tema de la salud. Si repasan con alguna detención las distintas escuelas, profesionales y los distintos pensadores que han trabajado sobre el tema de la salud se van a encontrar con que de la misma manera que las cosas de la salud pública tienen fuerza desde la mitad de este siglo, el tema del poder en el sector salud es aún más joven y más reciente.

            Siempre estuvo presente el tema de poder y del estado en el campo de lo sanitario, digamos objetivado y transformado en una de las cuestiones a entender, en la cuestión a entender; recién tiene fuerza y mayor dimensión particularmente en América Latina, después que comienzan ciertas experiencias que las mayorías populares lograron hacer en algunos países latinoamericanos. En el campo de los estudios internacionales aparece tal vez un poco antes, pero igual está siempre alrededor del final de la Segunda Guerra Mundial y muchos de nosotros que aprendimos los temas de salud sin haber reparado en la presencia del tema del poder y sin haber reparado en la presencia del tema de la planificación, hoy a la luz de estos temas podemos decir que así como este siglo se caracterizó por que hubo una etapa preantibiótica y una etapa postantibiótica, así también para la comprensión de los temas médicos serios son dos las etapas, desde que se entiende el mecanismo, la participación y la presencia del poder y del estado en el tema de salud, y el período anterior.

            No es casualidad que en el período anterior los grandes temas de la salud los hacían a la salud pública estaban directamente relacionados con todo el pensamiento, con toda la estructura mental de los países que eran los colonizadores. Todos los que tenemos más de 20-30 años en el campo del sanitarismo aprendimos la medicina preventiva, la medicina sanitaria, la administración sanitaria con bibliografía inglesa, ni siquiera americana, que estaba referida específicamente al tema de los microbios y al tema de las infecciones que era para ellos la necesidad de resolver este acuciante problema de los países más allá de sus poderes en sus colonias, para que el desarrollo social de esas colonias le permitiera seguir creciendo como imperio.

            Este pensamiento y estos libros no se modificaron hasta los años recientes, a través de la idea y de la necesidad de la participación del pueblo, de los necesitados en el tema de sus requerimientos con respecto a la salud. Este hecho es lo que me parece que va a transformar este módulo en algo con muchas espinas, algo conflictivo; ustedes van a escuchar muchas voces que no son concordantes entre si. Cinco voces que van a tener matices algunos más acusados que otros, que muestran que en el tema del poder y del estado referido a la salud, todavía es posible encontrar muchas diferenciaciones, categorías distintas de análisis, muchas variables que se me ocurre que en estos hombres que van a escuchar van a dar la pauta que todavía hay mucho para reflexionar.

            Vengo esta noche con muchas incógnitas y preocupaciones porque también yo siento que mi posición con respecto al poder y la planificación es aún reciente y no tiene todavía todo el sedimento que pueden tener otros temas que en el campo de lo sanitario se pueden analizar sin el conocimiento profundo que da la idea del poder y del estado. Acepto la posibilidad de estar frente a ustedes con una de las clases más difíciles de aquí en 5 años, espero que cuando haya transcurrido ese tiempo ya sepa que está pasando con el poder, la planificación y el estado.

            Pero me parece que realmente yo alcancé a tomar una posición diría clara con respecto a los problemas sanitarios argentinos desde el momento en que me puse a estudiar con profunda dedicación el tema del estados. Recién a partir de ese momento creo que yo entendí primero lo que significa el estado para el estado mismo, lo que significa el estado para el requerimiento de las masas y lo que significa el estado como perspectiva de solución cuando está manejado por las grandes mayorías nacionales. No hay ningún actor que sea capaz de decir que hoy tiene la comprensión total y absoluta de este tema en lo sanitario, pero sí es cierto lo que cuando hemos empezado a entender las distintas fórmulas con las cuales se puede comprender al estado, hemos empezado a entender que es lo que auténticamente se puede hacer en el campo de la salud.

            Voy a decir algo dramático; esta es la razón por la cual los radicales no entienden el tema de la salud porque no entienden el tema del estado, porque este es el tema; porque en tanto y en cuanto no entiendan el tema del estado, no entienden el tema del poder, y si no entienden ambas cosas no pueden entender la posición que corresponde a los temas de la salud. Cuando los gobiernos que pasaron por los países latinoamericanos obedecían a las oligarquías vacunas o territoriales o cuando los gobiernos que pasaban por aquí tenían que ver con las dictaduras que las colonias ponían en su tiempo para resolver los conflictos del desarrollo económico o los temas de los conflictos económicos producidos;; cuando estos gobiernos estuvieron en el llano de un lado o del otro siempre tuvieron la posibilidad de encontrarse con gente que explicara livianamente el tema de la salud. Esta es la razón por la cual hay tantos anarquistas en la interpretación de los fenómenos sanitarios; esta es la razón por la cual hay muchos socialistas que tampoco entendieron el tema del estado y el tema del poder, sin embargo ellos también hicieron escuela o trabajaron en este campo.

            Por suerte para nosotros hubo muy pocos radicales que hablaron de este tema porque seguramente lo hubieran hecho muy mal y hubo sí intérpretes de la realidad nacional, del pensamiento nacional que son los que más hondo calaron en los últimos 30 años en el punto del poder y el estado porque lo ejercitaron, porque lo tuvieron en sus manos y pudieron hacerlo. Yo rescato de aquí al primer gobierno de Irigoyen porque no tuvo Ministro de Salud Pública y porque todavía en aquellos tiempos la hegemonía y la fuerza del estado estaba en creación e Irigoyen que merece mi respeto no vislumbró, tampoco lo hizo su gente, cual era el camino en el campo de lo sanitario, atisbó temas que todavía hoy están sin solución, pero gran parte de ellos fueron resueltos por ese gigante del pensamiento sanitario que fue Carrillo.

            ¿Qué es el poder? Hay una manera muy simple de interpretar el poder, que es seguir escolásticamente el juego de los grandes pensadores con respecto al poder y aquí me saco la responsabilidad y se la doy a Parsons, a Hegek, a Weber, pero no me saco la responsabilidad profunda porque sino no podría estar frente a ustedes. Comenzamos diciendo que para que el liberalismo de 1935/36 tomé un personaje Lowell que dice que el poder es participar en la adopción de decisiones. Parece buena la definición “es el hecho de participar en la adopción de decisiones”.

            ¿Quién te deja participar? ¿Es producto exclusivamente de nuestro deseo de participar? ¿Es consecuencia del hecho que nos estamos definiendo como hombres que queremos participar, que queremos estar dentro del poder? Esta es una concepción voluntarista del poder que le asigna la perspectiva a cada ser humano de intervenir o no en ese poder y desconoce la eficacia de las estructuras sociales, políticas, religiosas que intervienen, que son el centro efectivo –al menos de esa parte del poder-, y toma como propio esa concepción integracionista de la sociedad que era típica de ese período para los pensadores de ese imperio porque lo que estaban buscando era que el conflicto no se sintiera, “juntémonos todos porque juntos somos más”, esta es la mejor forma para que nadie sea nada y esta era la interpretación del idealismo, del liberalismo, que en este momento del 36 estaba diciendo la que explicaba la cosa del poder.

            Pero no venía del nacimiento espontáneo, no venía por una división divina, para que surgieran como lo estaban haciendo, habían pensadores que lo estaban diciendo. Ya Weber había escrito que el poder es la probabilidad de que cierto orden de contenido específico sea obedecida por determinado grupo. Bagú era mucho más claro porque además en diversas oportunidades tuvo la claridad de utilizar todas las herramientas marxistas para la interpretación y la lectura de los acontecimientos y luego retraducirlas al lenguaje que convenía al liberalismo. Creo que la definición de lo que puede ser el autoritarismo, el colonialismo está clara en Weber, “nosotros los liberales somos los únicos que podemos dar la orden” y los demás son los que la cumplen.

            Había desaparecido así la teoría del conflicto, aparece como una perspectiva historicista producto de los comportamientos normativos de los sujetos, aparece en la definición de Weber como un hecho sustancial del comportamiento de determinado grupo o individuos; la orden se ejerce aquí en el interior de la asociación autoritaria, tanto es así que para él el poder es la capacidad de prohibir; recuerden que el verbo fundamental de todo el hitlerismo fue “prohibir” y no había nacido espontáneamente, había venido de esta concepción del poder como un orden que se ejerce en el interior de una asociación autoritaria, de la cristalización de los valores de estos hombres que redujeron el poder a la problemática de ser aceptado y de estar legitimizado. Esta es quizás la primera hondura será en el campo del liberalismo con respecto al poder.

            Tan seria es que aún hoy todo el sistema liberal, todo el sistema ideal se llame hegeliano o neo-hegeliano, está totalmente impregnado y no hay escape porque de lo que se trata es de manifestar una vez más que aquí da una orden el poderoso y hay alguien que la cumple que es el sujeto. Y de nuevo este acontecimiento del poder aparece como una decisión para dirigir el destino de los hombres, pero particularmente del hombre, recuerden lo que dije que esta es una concepción antropológica del poder que es tramposa porque cuando me señalan que yo ordeno y que Juan cumple, lo que estoy diciendo en el poder del estado, es el poder de la salud lo que está en juego, es la relación intersubjetiva del hombre con el hombre, cuando lo que está en juego es mucho más que eso.

            En este mismo terreno los sociólogos se van a acordar porque es importante para el liberalismo el gran Parsons, para quién el poder está en la capacidad de ejercer ciertas funciones en provecho del sistema social que está considerado en su conjunto. Acuérdense que el gran tema de Parsons es el análisis del sistema social tanto que uno de sus grandes libros se llama así. Entonces dice que el poder es la capacidad de ejercer ciertas funciones en provecho del sistema social. Se inscribe esto en la escuela funcionalista o integracionista, que fue la escuela de Gino Germani, que a veces me pregunto si realmente Germani  le hizo bien o mal a la sociología argentina y nosotros que hemos trabajado con sus métodos, que hemos pensado en la sociometría, le tenemos profundo respeto a Gino porque nos enseñó determinadas cosas del pensamiento pero nos ocultó cosas profundas. Ahí está la traición y esto a esta altura de los acontecimientos es una traición premeditada; rindo en este momento una de las frases más duras a alguien a quien admiré hace 35 años, pero ahora a la luz de lo que pasa a los pueblos doloridos de América Latina a los que él conocía más profundamente que nosotros esto aparece realmente como una trampa.

            Algunos de sus alumnos predilectos se salvaron de la trampa y otros no. Acabo de terminar de leer el último libro de Torcuato Di Telle referido a la sociología de los partidos políticos y de los movimientos populares y siento que ahí palpita el genio de Gino negando a Torcuato la posibilidad de ver la profundidad de la cosa y cuidado que estoy seguro que ese libro va a ser texto en los próximos años en la universidad argentina: porque es inteligente el libro como fue inteligentísimo el lenguaje de Gino. Seguro que cuando uno escuchaba a Rodríguez Bustamante se daba cuenta que por allí no pasaba nada porque eso era lo esencial del liberalismo y eso es simple para darse cuenta, pero cuando se encuentran personajes de esa profundidad la cosa hay que tomarla con cuidado. El libro de Torcuato es maldito porque es inteligente y porque parece que va a brindar una lectura estructural de la sociedad y se va a enredar en una interpretación funcionalista como ésta que acabamos de nombrar.

            El poder aparece en este juego de lo funcional, de lo integracionista como un fenómeno interpersonal, esto es lo de Kurt Lewin. A los que vienen de la escuela de Pichón quiero darles un llamado de atención porque Lewin que sirvió tanto para la interpretación de la espiral de la historia y del acto interpretativo de la psicología, también sirvió en el pensamiento profundo de la sociología y es bueno que ahora sea dicho que Pichón aprovechó el mecanismo operatorio pero no el pensamiento, lo superó. Cuidado porque ahí también se está metiendo en el pensamiento moderno de la interpretación social de la historia y de la salud un personaje como Lewin que se las trae.

            Podría hablar también del poder como potencia, esto me importa porque era una de las últimas interpretaciones inteligentes de la escuela liberal que puso en marcha el pensamiento meloso que se prendía en los que leíamos la cosa si no estábamos adiestrados. Aquel filósofo del pensamiento liberal que fue Raymond Aron amigo de Sartre que luego se convierte al liberalismo a ultranza y que decía que utilizaba la ciencia política para expresar el elemento de fuerza como poder, como potencia, era una fuerza legitimizada. Una de las cosas que podía Weber es que estuviera el poder pero además la legitimidad; en Aron el gran campo es que esa potencia está legitimizada por alguien y era tan canallesco que podía ser Dios pero nunca el pueblo.

            Ahora me queda pensar con ustedes alguna interpretación que nos lleve un poquito más a la idea contemporánea del poder. Antes de referirme a esto quiero decirles que la cristalización del poder, la efectivización del poder es el estado. Así como cuesta entender el poder y todavía no lo sabemos porque todavía no hemos hecho nuestra reflexión a la luz de estos países colonizados.

            Entonces ahora viene uno de los temas que pone el broche para la interpretación. Si alcanzo a definir por donde pasa a mi entender la clara reflexión que sobre el poder podemos hacer y son de los únicos que me importan porque los otros de una u otra manera son los colonizadores que son los que han servido para que los países del Tercer Mundo estén así, para que todavía Bolivia tenga 180/190 niños muertos por 100 nacidos vivos, para que todavía Haití tenga 300, La Rioja y Formosa tenga tasas de mortalidad de más de 60/100.

            Sé que aquí empieza a sentirse algún malestar porque alguno de ustedes está pensando que es fácil echarle la culpa al colonialismo. Pero más de alguno de ustedes saben que son los mecanismos con que se milita, se actúa, se pelea para ser parte del conflicto y no estar ajeno al conflicto. Ahora se viene la cosa del estado, ¿qué es el estado? Si utilizo una teoría religiosa y tomo primero lo pagano diría que el estado es el rey. Si tomo al derecho divino diría que Dios es el que elige al gobernarte. Si tomo al derecho natural diría que Dios no elige de manera directa al gobernante pero el poder si viene de Dios, porque el si crea al hombre y la naturaleza humana es fundamental para sostener el estado. Si yo cambio sigo lo que en la teoría del estado se ha llamado la teoría contractual del estado, entonces diría que los hombres crean libre y espontáneamente al estado y el estado resulta construido (no dado) por los hombres.

            Nos hemos puesto de acuerdo los 10 que existimos aquí para establecer un contrato por el cual hemos creado algo que nos gobierna y que maneja nuestras vidas y esta otra que hace a lo que Aron llamaba la teoría de la fuerza, el estado como fenómeno de dominación social, como imperio forzoso de los gobernantes sobre los gobernados.

            Ninguna de estas teorías nos sirve para mucho, nos permite ir pensando con respecto al estado. Me interesa contarles la posición frente al estado de dos hombres del pensamiento argentino, uno es Losada y el otro es Sanpey. Una vez en Estados Unidos en el 72 hablando sobre el estado me atreví a hablar sobre pensadores argentinos y me miraron como si fuera de otro planeta. Losada no es un hombre del pensamiento nacional y vana ver que tiene muy poco que ver con nosotros, sin embargo, Sanpey tiene que ver mucho con nosotros. Pero lo que es más importante es que nos empiezan a hacer entender el estado y nos permiten ir avanzando para ver como debe ser ese estado nacional y popular que tenemos que definir para reconocer el poder nacional y popular.

            Losada dice que el estado es un agrupamiento de seres humanos radicados en un determinado sector del suelo terrestre, es dirigido por personas que ejercen el poder público hacia su fin propio que es el fin público temporal. Esto como ustedes ven es una repetición de Weber; ojo con Losada que era profesor titular del Salvador, la UCA y la UBA y fue un digno juez. En el fondo es una teoría que hace a Max Weber porque es liberal, hacia Parsons por lo de la funcionalidad y esconde lo de la fueza para no comprometerse con Aron que ya entonces era peligroso. El estado para ser definido requería de una población, de un territorio y de los elementos propiamente constitutivos del estado que era el poder público y el bien público. ¿A qué llamaba el bien público? Al orden de la justicia y entonces aclaraba: la paz y la seguridad, la coordinación nacional, brindar medios para ayudar a la ejecución de tareas y realización de su bien propio, satisfacer las necesidades consideradas como esenciales. Tengo que tomarlo más en serio porque Losada se lo merece.

            Lo que quiero decir es que cuando él hablaba de poder, hablaba de poder público entonces establecía la perspectiva de establecer dos clases de razonamientos: uno era la cohesión del grupo que mandaba y otro una conducción hacia el mayor fin. El decía que el poder se expresaba en el gobierno de los hombres; se podía decir también el poder para administrar bien; la cosa de lo que hablaba era exclusivamente de una definición funcional, de una definición que hace a una descripción del fenómeno pero no a una interpretación de las causas.

            Nadie se puede ir sin recapacitar conmigo de ese gigante del pensamiento que fue Hegel. No hay filosofía de dimensión similar en el pensamiento occidental. Esta inteligencia sirvió a un momento del idealismo y fue parte del mecanismo del poder prusiano que él mismo consolidó en su pensamiento. Para Hegel la historia universal es la historia del estado y esta definición sea de Hegel o de los neohegelianos es totalmente cierto, la historia universal es la historia de los estados. A veces los estados fueron la consecuencia de una estructura determinada pero la historia de esa estructura que le daba forma al poder en el estado es la historia universal.

            Decía Hegel que el estado es el objeto inmediato de la historia universal y más radicalmente aquí hay otra definición, el material en que se verifica el fin último de la razón. ¿Por qué el fin último de la razón? Porque es el pensamiento idealista, de la idea, de la razón que provoca la idea y produce la idea que es la que se interpreta en el estado. El estado es la realidad de la idea siendo necesario recordar que su filosofía se construyó en función del desarrollo de la idea universal, única, absoluta. Volvamos atrás, el material en el que se verifica el fin último de la razón es el estado; cuando Hegel dice eso está diciendo que el estado realiza, se instrumenta en la realidad de la idea y siendo necesario que el desarrollo de la idea que él tenía era universal, única y absoluta.

            Pasaba por tres estadios el desarrollo de esta idea, es importante decirles esto porque aquí vamos a construir otra forma de mirar el estado con la que otros pensadores del Tercer Mundo entendieron la idea del estado que puede estudiarse en tres momentos: la idea en si, esto era la lógica de Hegel que veía las cosas desde el enfoque de la ontología que era la idea del ser; la idea fuera de si que es la filosofía de la naturaleza el otro gran capítulo del pensamiento hegeliano y la tercera que era la idea para si que era la filosofía del espíritu. ¿Por qué importa esto? Porque cuando nosotros tengamos que concebir al poder lo vamos a tener que mirar desde el poder en su concepción en si y desde el poder en su concepción para si.

            En el poder en su concepción en si nos vamos a encontrar frecuentemente con la única interpretación posible que es la interpretación intersubjetiva del poder y esto es nuevamente el idealismo. Cuando en cambio hagamos la interpretación del poder en el para si de la sociedad ahí vamos a encontrar la posible interpretación de la filosofía de los grupos sociales con poder religioso, económico, sanitario específico en si mismo. Me adelanté, por aquí va a pasar parte de lo que tenemos que entender. Me gusta remitirme a Hegel, algunas veces lo he entendido más que otras pero creo que no se puede saber la filosofía y entender el estado y el poder si no se comprende estas cosas que muy sintéticamente podemos explicar en el campo de lo que Hegel ha estudiado cuando hablaba del material en que se verifica el fin último de la razón.

            Cuando él habla de los tres momentos básicos de la idea del estado, la primera que se refiere a lo lógico, a lo ontológico es intemporal, es el ser; acá está lo que to decía sobre antropologizar todo porque ahí nos quedamos suspendidos temporalmente y sin territorio que pise ese ser. El primer momento de la idea es intemporal, la segunda como está fija en la naturaleza como tiene que ver con la naturaleza casi  no le importa la historia, es ahistórica, en cambio la tercera en la idea para si esa zona o el ámbito donde la historia se expresa porque es en la historia universal, dice Hegel, donde el espíritu tiene su escenario, su propiedad y el campo de su realización y donde nos vamos a afirmar en la historia en la que los pueblos aprendieron y temporal y territorialmente enunciaron su teoría del poder y del estado.

            Este es el momento preciso para remitirme a ese estupendo hombre que se llamó Arturo Sanpay, un abogado de La Plata que fue el miembro informante de la Constitución del 49 en el Congreso de 1949 y allí hizo la definición del estado que durante muchos años se transformó en la teoría del poder y del estado con la cual las grandes mayorías nacionales están en busca de su propia justicia. Sanpay decía que donde exista un estado que sólo mire el funcionamiento de sus poderes o el funcionamiento de sus instituciones lo que estamos buscando es un organismo que no tiene compromisos, en consecuencia está ajeno a la historia y ajeno a la temporalidad. La observación del funcionamiento del estado como es norma de nuestros constitucionalistas y en nuestros politicólogos por la interpretación parsoniana y la interpretación weberiana y aún la interpretación ahístórica de la idea hegeliana. Esto es una interpretación del poder y del estado sin compromiso y el estado no es un ente din compromisos, pero el estado es desde su nacimiento un ente con compromiso y cuando ese compromiso le pertenece a las fuerzas positivas se transforma en un estado popular y cuando no le pertenece a las fuerzas positivas y el poder está ejercitado por las oligarquías nacionales ese estado no es positivo.

            Acá viene una interpretación muy buena de Sanpay para lo que vamos a considerar: “para entender al poder hay que entender al pueblo” y para entender al estado hay que entender al pueblo. Ahora vamos a mirar las ideas de otros pensadores con respecto al poder. El poder es la capacidad que tiene un grupo social para realizar sus intereses objetivos y específicos. Estos intereses específicos y objetivos sew miden, se ven, se relacionan, se tocan en el campo de la práctica social así la lucha por tener las expectativas que el pueblo tiene y las posibilidades de que se las frenen, eso que se llama las prácticas de los grupos sociales, este es el primer campo donde el poder aparece relacionándose como concepto.

            El segundo es la capacidad de realizar los intereses específicos de ese grupo, ¿qué quiere decir? Aquellos que hacen a los intereses situados en la práctica que el pueblo debe ejecutar para existir y que son las prácticas económicas, el salario, su única fuente de trabajo que son las fuerzas de su trabajo, la fuerza que tiene en sus manos, en su inteligencia. En el campo de la práctica de lo religioso, la perspectiva de por sus medios interpretar lo absoluto y llegar a Dios, en el campo de la salud la posibilidad práctica de recibir lo que quiere su actividad cotidiana para estar cada vez más sanbo. Esa realidad específica para decirlo mejor, ese interés objetivo específico destruye totalmente la posibilidad de entender al poder como una interpretación psicologista como la perspectiva del entendimiento de un comportamiento individual, en fin, de creer que el poder es exclusivamente el papel que el individuo juega en la historia o juega en su territorio.

            Planteado así el concepto de poder tiene que ver con el concepto del conflicto que de nuevo aparece, porque para que los intereses objetivos del pueblo se cumplan en toda la historia fue necesario pelear contra algo que se lo impedía. Entonces cuando alguien habla de que la conquista del poder es la conquista de la clase trabajadora del poder los que interpretamos al poder como la consecuencia de que el grupo total de una nación tiene que producir aquellas prácticas que favorezcan a sus intereses objetivos no nos tenemos que olvidar que el gran capítulo del contrapoder es el imperialismo y de ahí que nuestras categorías de interpretación de los grupos sean diferentes a la de los marxistas. Nuestra lectura tiene compromisos, tiene deudas con el marxismo pero es diferente porque el grupo del que hablamos es el grupo que tiene enfrente un poder constituido que es el colonialismo y que para este poder la alternativa de conquistar el poder, la variable que puede conquistar el poder se llama pueblo, donde la columna vertebral son los trabajadores pero también está el intelectual, la pequeña burguesía, y aún la burguesía nacional.

            Sé que va a llegar un momento en que la traición va a estar cerca, ya lo estuvo, sé que va a llegar un momento en que no van a estar en las filas del pueblo, pero aquí en el campo de la realización de la independencia auténtica de un pueblo que vive en el Tercer Mundo, esta categoría de grupo social se llama pueblo. Ahora la definición se transforma en decir que el poder es la capacidad del pueblo para realizar sus intereses objetivos en los campos en donde la práctica lo lleva a la realidad para conquistar esos intereses específicos.

            El tercer tema era la planificación. De esto voy a decir tres cosas: la planificación es un proceso social, históricamente determinado cuya génesis y características tiene sus explicaciones causales en la sociedad en que se inserta. Planificar significa parte del poder, por eso cuando se habla de seguridad social, del Seguro Nacional de Salud y se dice que los trabajadores van a intervenir en la gestión de sus obras sociales se está minimizando la trascendencia del poder porque no se le da participación en la planificación que es la designación de las políticas, la estimación de las prioridades y la designación posible de los fondos. Se le da atribuciones para intervenir –este es el verso del Seguro Nacional de Salud- en la gestión de las obras sociales. Todo lo que hace a las técnicas de planificación que están referidas a las fórmulas con que los determinantes históricos permiten al pueblo planificar, eso no está.

            En América Latina hubo un importante esfuerzo para ordenar ideas en el campo de la salud con respecto a la planificación. Uno de esos mecanismos se llama el Cendes. Mario Testa que escucharán en el futuro, fue uno de los testigos y uno de los ejecutores de ese plan que tiene toda una interpretación que la voy a dejar para después, planificaba las actividades de salud en torno a los principios de eficiencia y justicia distributiva. ¿Qué hacía? Primero, pensaba en el Cendes que la salud se logra con el aumento de las prestaciones especialmente las preventivas, era 1960 en América Latina; segundo, era necesario administrar bien los recursos para obtener mayor beneficio por costo unitario de acción, daba la ecuación costo-beneficio como uno de los elementos; tercero, se estudian los servicios como recursos pero no se identificaba su situación sociopolítica ni se había entendido en esos servicios quien ejercitaba el poder, si eran los médicos o los trabajadores de la salud o las multinacionales. No estaba claro, la población era tomada como un todo homogéneo y esta es una de las fórmulas de integración que decía Weber, el funcionamiento del que hablaba.

            Esto fracasa, pero luego vienen otros intentos, la planificación estratégica que nadie mejor que Testa y Hamilton para explicarla y que forma todo un capítulo nuevo, distinto. Creo que ha llegado el momento de pensar en la llamada planificación estructural, estamos circulando por el camino de la planificación estructural en donde el análisis del poder y del estado resulta clave porque para crear realmente una teoría de la planificación, para planificar en los estados coloniales y semi-coloniales el objetivo es la transformación social. El objetivo no es mejores rendimientos en los consultorios externos, sino que es la transformación social y aunque esto parezco un objetivo imposible de alcanzar, alguien le llama a esto el “contra Absoluto de Hegel”, lo importante es que sin esta visión no hay posibilidades de entender la militancia en la que uno debe brindarse.

            ¿Cuáles son los mecanismos de análisis cuando se habla de poder en el campo de la salud? Aparece como primer elemento el médico cuando la interpretación hace a aquella teoría de la hegemonía que no aceptamos porque entendimos que si bien es cierto que tiene la posibilidad de darnos algún entendimiento de la realidad deja ajeno la realidad cotidiana en la que el pensamiento del poder y del estado tiene significación trascendental. Dejando de lado la teoría de la hegemonía del poder médico aún en la relación médico-paciente donde lo que se ve es la relación de clases que existen en ese conflicto; lo que nos importa definir es que gran parte del poder que llamamos hegemónico le viene de afuera, forma parte de la estructura del poder y del estado que no es condescendiente par su hegemonía. Ejecuta en el campo de la salud lo que dictan aquellos poderes imperiales y colonialistas que en este momento en el mundo se expresan detrás de las transnacionales.

Alumna: Quisiera que usted explicara cuál es su visión de lo antropológico.

Dr. Ferrara: Tenía la esperanza de que este tema  surgiera cuando hablemos de la accesibilidad cultural. Cuando he pensado y conmigo mucha gente que habían cosas que se podían traducir estrictamente a lo humano yo percibía que la perspectiva de luchar con el conflicto se debilitaba y esto es así en la realidad. Cuando sentíamos que estábamos juntos que no éramos los hombres, sino los trabajadores y nos pusimos de frente a las transnacionales la cosa no tenía que ver con cada uno sino con algo nuevo que fueron las revoluciones en todas partes del mundo como fue el 17 de octubre cuando el pueblo argentino rompió todos los esquemas. A veces las revoluciones pueden empezar con elecciones pero tienen que terminar con el poder conquistado, sino para lo de Salvador Allende, sin el poder conquistado se muere trágica y heroicamente, pero se muere.


            En el pensamiento de la derecha se dice que lo mejor que les puede suceder a los otros es que se mueran, de la misma manera que lo mejor que les pudo haber ocurrido a la oligarquía fue que Perón muriera porque él tenía al pueblo detrás. Estoy de acuerdo con lo que dice Jauretohe: “Perón es un invento del pueblo”. Por hoy nada más.

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