Aprender siendo felices mientras aprendemos, una práctica de la materia Cultura y Salud

¿Cómo conocer otras culturas? ¿Qué relación tiene la cultura con la salud? ¿Cómo es nuestra cultura, y la de los otros? Estas son algunas de las preguntas clave que guían la práctica pedagógica en la materia Cultura y Salud.

Este año en la clase tuvimos un noviembre de mucho estudio y mucha fiesta. Nos formamos en grupo e hicimos, entre todos, muestras de distintas culturas. Este trabajo tuvo tres objetivos pedagógicos:

1. Trabajar en grupo; esta es una cuestión vital para promover salud, porque esta tarea siempre nos propone el trabajo colectivo para poder comunicarnos con los otros, los destinatarios de las políticas, los habitantes del territorio.

2. Autoorganizarse; esto es sumamente importante en la construcción del perfil de nuestros egresados. Porque queremos formar para que los estudiantes puedan desarrollar procesos de producción de conocimientos autogestivos y colectivos. Esto es para formar ciudadanías que piensen y hagan como personas autónomas, sin depender del profesor como el organizador del proceso. Esto implica que el profe es un facilitador de la tarea, pero no organiza el modo de la resolución.

3. Conocer y sentir otra cultura; esto es relevante porque la promoción de la salud no es solamente la transmisión de información. Sabemos que las cuestiones que “llegan” al otro son cosas que realmente interpelan, y esto sucede no solamente razonando, sino sintiendo, vivenciando y reflexionando sobre la cultura.

Cada grupo eligió una cultura diferente, tomando un hecho cultural que nos permita vivenciar, con todos los sentidos, un acercamiento a esa manifestación cultural. Por ejemplo, tuvimos un cumpleaños de 15 boliviano, un día de muertos mexicano, un agradeciendo a la Pachamana, día del niño paraguayo, entre otras prácticas culturales. En estos festejos tomamos chicha, bailamos bailes típicos, nos vestimos con ropa de cada cultura, saboreamos sus comidas, nos emocionamos con sus relatos.

Una reflexión importante fue saber que para acercarnos al otro cultural, debemos respetarlo, reconocer sus diferencias, aprender de sus tradiciones, interesarnos en sus relatos y sobretodo comunicarnos en la diversidad de formas de ser y estar en el mundo. Sin esto, un trabajo de promoción de la salud en territorio siempre será insuficiente.

Promover es comunicar algo a alguien, y en este sentido, debemos reconocer a ese alguien como un sujeto de conocimiento y de transformación, esto se logra con el respeto a la diversidad cultural.

Otra reflexión interesante fue que es mucho más amable, gratificante y eficaz, aprender poniendo el cuerpo. Esto requiere de una serie de cuestiones necesarias. En primer lugar la planificación, para exponerse (no exponer un tema, sino exponerse) es necesario contar con una estructura básica que nos permita habitar ese tiempo y espacio que significa una clase. Lo hacemos pensando previamente cada momento, cada elemento, cada recurso, esto lo hacemos en grupo tomando decisiones en colectivo, todo un aprendizaje. Este aprendizaje requiere ponerse de acuerdo, dividir tareas y compartir recursos. Está lleno de problemas a resolver y es justamente ahí donde aparece la relación con la salud: ¿cómo solucionamos el problema?, ¿cómo sumamos a la grupalidad todas las opiniones?

Y, entre otras reflexiones, individuales y colectivas, podemos decir que hay otra súper sustancial: en la escuela, convivimos con compañeros y compañeras que provienen de otras culturas y muchas veces, a pesar de compartir tantas horas diarias, desconocemos su origen. Fue grandioso ver, como este espacio de aprendizaje, los migrantes pudieron poner en común la riqueza de su bagaje cultural, empoderarse desde su cultura. Descubrimos que los compañeros y compañeras paraguayas, bolivianas e indígenas nos permitían conocer otros mundos, que estaban cercanos y aparecían como lejanos. Pudimos poner en común saberes y conocimientos que estaban presentes en el aula, pero que muchas veces aparecen como invisibilizados, por ejemplo, reconocimos plantas medicinales, cuestiones de otros sistemas de salud, hábitos diferentes, mitos y tradiciones populares, formas organizativas, otras lenguas y algo de la historia de las diferentes etnias y países.

Cada exposición fue una fiesta, bailamos, cantamos. Comimos, bebimos y compartimos saberes. Este un modo de aprender, de enseñar y producir sentido entre todos y todas, sin duda, son practicas relevantes para pensar y hacer promoción de la salud que interpele realmente a los habitantes de un territorio, cualquiera fuese.





















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