Como todos los años, los docentes del CEBAS N°1 nos reunimos para pensar y
proyectar el eje de nuestro trabajo anual. Consideramos la importancia de
trabajar el Medio Ambiente, teniendo en cuenta la especialidad de cada uno de
nosotros, las necesidades del barrio Puente de Fierro y el interés de los
estudiantes por participar de un proyecto en la comunidad.
Las necesidades reales que tiene el barrio sólo pueden ser reconocidas por
la propia población. Por esta razón, acordamos entre los alumnos y las alumnas
de 2°C, el docente y la docente de Salud Pública II y la referente barrial,
Rosa de Jesús, un primer encuentro el día miércoles.
A partir de esta reunión, con mates de por medio, efectuada en el Comedor
de Rosa, con muchos niños y niñas que se acercaban a saludar, comenzamos a
conocer una realidad problemática que empezaban a vivir.
Felices por haber conseguido la tan deseada colocación del gas natural, se
encontraron con la otra cara de la moneda: pagar por los servicios. Las mujeres
y los hombres, jefas y jefes de los hogares no podían costear las tarifas. Eran
precios desorbitados para afrontar con la poca plata que las changas y
trabajos en negro le generaban.
Finalizada la reunión conversamos sobre esta problemática y uno de
los docentes a cargo (Gustavo) recordó que uno de sus amigos construye
distintos elementos y artefactos para poder hacer uso de la energía de un modo
natural, sin la electricidad de por medio. Estuvimos todos de acuerdo en contar
con su presencia para conocer su labor y tener en cuenta si algo de lo que
hacía podría llegar a servir para nuestro futuro proyecto.
Efectivamente, entre distintas cuestiones, nos comentó que existía la
posibilidad de realizar un calefón solar con distintos elementos reciclados. Un
artefacto de este tipo era ideal por varias cuestiones: respondía a la
necesidad del barrio, utilizaba materiales que podían reciclarse y así cuidar
el Medio Ambiente (proyecto central de nuestra institución), posibilitaba el
trabajo grupal entre estudiantes y los comprometía en el mismo.
Además de responder a una necesidad barrial, como mencioné anteriormente,
es importante aclarar que la población de Puente de Fierro también debería
comprometerse en el proyecto, búsqueda de materiales y construcción del
calefón.
Para comenzar a construir este artefacto no convencional, no sólo tuvimos
que hacer uso de nuestras manos y ganas para su armado sino también, de
distintos conceptos que nos posibilitaron acompañar el proyecto. Así los
estudiantes fueron aprendiendo qué es un proyecto, cómo se puede planificar,
qué son las encuestas y las entrevistas, cómo llevarlas a cabo, la importancia
del reciclado; y por supuesto todas estas cuestiones pensadas bajo las
distintas concepciones de la salud.
En cuanto a los materiales prácticos, los estudiantes fueron recolectando
latas, botellas de plástico, envases de leche y de algunas yerbas, bidones,
etc…
Teníamos un primer objetivo, la construcción de un calefón como
prototipo para poder probar su funcionamiento. Para esto, además de los
materiales reciclados, juntamos mangueras, codos, esmalte sintético, tachas,
etc…
Los estudiantes unieron las botellas plásticas, haciendo orificios en cada
una de ellas para que pudiera pasar una manguera que transportaría el agua;
colocaron envases de leche en la base del calefón (una gran madera vieja), para
que, sobre esta, se ubicaran todas las hileras de botellas, buscaron bidones
grandes para almacenar el agua.
Si bien avanzamos bastante en la construcción del calefón, no llegamos a
ponerlo en funcionamiento.
Este proyecto colaboró con el trabajo en equipo dentro del curso, y el
compromiso que cada uno de los estudiantes tenía con el grupo.
Fuimos al barrio reiteradas veces:
*a proponerles el proyecto. Esto generó mucho entusiasmo en Rosa y en otros
vecinos que se hicieron presentes. Además les sugerimos que vayan reciclando
los materiales necesarios.
*a poder mostrarles los materiales que íbamos juntando (y les dejamos
algunos) para incentivarlos en conseguir los propios.
*a demostrarles los pasos para la construcción del calefón, armando
de a poco cada una de las partes.
Es necesario aclarar que muchas de las visitas al barrio fueron canceladas
o en vano, por distintos problemas educativos, personales de la referente,
sociales, falta de materiales o de vecinos.
Si bien los distintos referentes y vecinos que presenciaron los encuentros
estaban muy emocionados con el proyecto, no pudimos concluirlo. Al menos, no
pudimos presenciar ni acompañar la construcción de su primer y propio
calefón.
Como grupo de Docentes y estudiantes, esta experiencia simboliza un nuevo
aprendizaje, un nuevo granito de arena a nuestro quehacer diario. Cuan
importante fue encontrarnos con ganas y proyectos destinados a continuar
trabajando como promotores de salud pero siempre teniendo en cuenta que existe
una realidad que nos sorprende, un contexto cambiante. Personas, situaciones,
hechos que van modificando nuestro andar ya pautado. Eso es planificar, pensar
un proyecto, plantearnos objetivos. Eso es recorrer un camino conocido sabiendo
que cada andar, cada paso, cada iniciativa puede sorprendernos y obligarnos,
sin bajar los brazos, a buscar nuevos posibles, a recrearnos.
Nuestra práctica es así, con otros a la par, quienes nos invitan a volver a
mirar y mirarnos. Recorremos caminos proyectados y otros impensados, pero
siempre con un objetivo en común que nos impulsa a seguir. En todo camino hay
atajos, puentes, piedras, distintos senderos que elegir y andar. Nosotros
creemos en los obstáculos como trampolines para la enseñanza y el
aprendizaje.
Ningún trayecto es en vano, al contrario, son los primeros pasos de algo
más...
Esta situación puede darnos el incentivo para continuar, en el 2019, con
este proyecto. O incluso, que funcione como «la entrada» para conocer las
nuevas realidades.
El trabajo comunitario, como dije anteriormente, es con sujetos que
piensan, sienten, viven, necesitan, con personas que tienen sus tiempos, sus
espacios, sus propios deseos. Nosotros como equipo, como estudiantes y
docentes, que también tenemos sentimientos y necesidades, podemos proyectar un
trabajo con y para la comunidad pero sin olvidar que quienes tienen la última
palabra, son ellos.
Reitero, el trabajo es «con y para la comunidad», «con y nuestros
estudiantes». El saber está puesto al servicio del otro, acompañando al otro;
nunca por sobre éste.
Entonces....
Nuestro camino como docentes es acompañar el paso, firme o con vaivenes, de
nuestros estudiantes; quienes día a día se constituyen como promotores de la
salud. Estudiantes, que de un año al otro, serán egresados de nuestra
institución y optarán por continuar su propio camino. Camino que iniciaron con
aprendizajes, con motivaciones, con otros y otras, prácticas fallidas,
prácticas que llegaron a su resolucion, pero siempre sabiendo que la enseñanza
y el aprendizaje son senderos que llegan a buen lugar...
Lachalde, María Laura.-
Docente de Salud Pública II.
Comentarios